Para conocer en qué consiste el árbol de los eco-deseos no hay más que preguntárselo a los alumnos y alumnas de cualquier clase del tercer nivel. Con ayuda de sus profesoras han hecho uno, muy bonito por cierto, que adorna el pasillo donde se encuentran sus aulas. Sobre una estructura de papel recortado simulando un tronco con sus ramas, han colocado las hojas.
No son unas hojas decoradas sin más, en cada una de ellas los niños han escrito su deseo, su agradecimiento sincero, su reconocimiento a ese ciudadano excepcional que es el árbol, sus aspiraciones por un mundo mejor y más natural, en el que la vida inunde todos los rincones del planeta.
Cuando los niños pueden expresar de este modo sus opiniones, están participando en la mejora de nuestro mundo, comprometiéndose con lo que expresan. Por eso, no se trata únicamente de una actividad más de clase, sino de un ejercicio colectivo de justicia con la naturaleza. Además, es bonito y decorativo.
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